Cuando hablamos de keto “dirty” (sucio, en inglés), nos referimos a una dieta keto donde se consumen alimentos procesados o ultra procesados como parte de la alimentación (alimentos que vienen empaquetados, con más de 5 ingredientes en su lista), ya sea en mayor o menor medida, pero que están ahí presentes.
Esto es ¿bueno, malo, óptimo?
En el ámbito alimenticio no hay malo ni bueno, solo hay que saber cómo, cuándo y con qué.
Imagina llevar una dieto keto como estilo de vida (o sea, hasta el último de tus días), como los adultos que somos, ya habremos entendido que la vida es cíclica, nos lo deja en claro todo el tiempo.
Tenemos periodos de estrés, ansiedad, deseo, y en particular las mujeres, al contar con un ciclo menstrual regularizado completamente por algo que maneja todo más allá de la razón: las hormonas.
En este cóctel emocional y estacionario, pasaremos muchos momentos en los que nos aburriremos de comer solo carnes y vegetales y nuestro paladar por estas mismas razones nos pedirá algo diferente: ya sea una textura, un sabor, un aroma o un color que deseemos o que simplemente rompa con la rutina (en especial en acontecimientos familiares o celebraciones) y serán necesarios para hacer de esta dieta algo sostenible en el tiempo.
La variedad, es necesaria en el cerebro humano para generar adherencia a conductas de cualquier tipo, aunque quisiéramos y fuéramos las personas más disciplinadas del mundo, no podríamos comer diariamente lo mismo hasta morir.
Es por eso, que hacer “dirty keto” eventualmente, o añadir uno que otro producto keto para complementar en nuestro día a día, nos ayudará a continuar con este estilo de vida sin arriesgar nuestra preciada cetosis y sobre todo sin añadir cantidades industriales de harina y azúcares a nuestro organismo.
Por:
Solange Padrón (Nutrioloca)
Coach Certificada en Nutrición Cetogénica
Entrenadora para mujeres Certificada
